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18 de noviembre de 2011

4. Por ti volaré ♫



En toda la remodelación Paicaví nadie perreaba de manera más intensa que María, y aquel viernes el mambo comenzó mas temprano de lo habitual, tres botellas de tequila, dos kilos de limones y un gato bastaron para animar a un grupo de once jóvenes con corte de sopaipilla, jugaron a la verdad verdad, en donde desagradablemente quedó al descubierto el lesbianismo de Paula, la coprofilia de Luis y la extraña costumbre de Gabriel de robar ropa interior usada . Para hacer vista gorda a la incómoda situación Javiera introdujo un casette en el equipo de música y al ritmo de los sonidos sudafroamericanos mas cachondos los once jóvenes bailando dieron rienda suelta a las mas increibles peripecias, María por poco fue capaz de olvidar su depresión endógena, sin embargo las melancólicas letras de las canciones le recordaron lo patética que era su relación amorosa. Siempre quise volar, pensó en voz alta como casi entrando en un trance psicodélico, desafortunadamente nadie la escuchó, y así fue como ella continuó mirando hacia la ventana que daba al vacio desde el cuarto piso del edificio mientras la música le reventaba los tímpanos, sabía que debía buscar la forma de darse valor para saltar, pero estaba segura de que por muy ebrios que estuvieran sus amigos nadie la apoyaría en su empresa, entonces llegó la señal que esperaba, no eran precisamente las trompetas de miles de serafines lo que ella escuchaba, mas bien era el "perreo chacalonero", el hit del momento, entonces tomó bruscamente de la mano a Luis, y mientras ella meneaba sus famosas caderas lo llevó hasta el balcón, entonces llegó el momento del controversial coro, el climax de esa canción en donde los muchachos puntean a las chicas, de espalda a Luis y de cara al vacio María extendió sus brazos cual condor bate sus alas para emprender el vuelo, el impulso de su amigo fue suficiente para elevarla un par de metros por el aire, el extasis fue total y el tiempo parecía transcurrir en cámara lenta, en el aire ella tuvo tiempo hasta para entonar la clásica cancion "por ti volare" de Andrea Bocelli, hasta que su cuerpo al parecer cayó sobre el techo de la mampara del edificio.
María abrió los ojos, vio a un bombero que subía al techo con un bolso y una tabla para inmovilizarla, ¿Enrique? -dijo-     ¿María? ¡no otra vez no amor! ¿no puedo quedarme en la guardia sin que quemes algo o causes un accidente?     -respondió el uniformado-      No puedo mi vida, es que te amo... -sentenció María-.
Esa misma noche Enrique y María se encontraron en dos incendios, un accidente de coche y en un rescate de un perro que se ahogaba en el rio Andalién.

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