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28 de diciembre de 2011

11. El pequeño lóbulo frontal atormentado por el mundo sensible


Estas sentado con tus amigos, bebiendo feliz de la vida y parafraseando acerca de cómo el lenguaje construye realidades, de Maturana y otros temas de ebrios intelectualoides que nos impiden expresarnos de la manera en que se nos dé la puñetera gana y que a nadie, excepto a ti bajo los efectos del alcohol le interesan. Entonces sientes unos profundos e impostergables deseos de ir a mear, te paras y caminas tambaleándote hasta una puerta de madera, levantas la tapa del inodoro, eruptas y de la nada te encuentras botado en el piso con un chichón en la cabeza y tus pantalones empapados hasta la altura de la rodilla, rápidamente te reincorporas, por alguna extraña razón creiste que nadie notaría lo de tus pantalones y saliste del baño sin siquiera lavarte las manos. Hasta ahí todo bien, parecía la típica tarde de un día jueves para ti, sin embargo debido a la insensibilidad provocada por el alcohol o a tu exacerbada manía de parecer rudo, sentías tus manos algo torpes; no le prestaste mayor importancia.
Llegaste a la mesa de tus amigos y te sentaste con naturalidad, todos te miraron con caras de pescados asustados -Me mojé con la llave del agua.- Dijiste y encendiste un cigarrillo.
-¿Se equivocó de mesa amigo?- Dijo Guillermo, tu compañero desde hace tres años.
-¿Jaja, me queri´s bacilar?- respondiste 
-No, en serio amigo, ese asiento está ocupado-
-¿No me digas weón´, y por quién si se puede saber?- Contestaste, con esa simpatía que te caracteriza.
-Por un amigo nuestro, ahí viene.. ¡Ey Brian acá!
Entonces la angustia se apodera de tu ser, te ves a ti mismo caminando hacia la mesa. De pronto tú no eres tú, o lo eres al menos en consciencia, ¿pero de que sirve ser tú, solo en tu propia consciencia? cualquiera podría conscientemente simular a nivel mental el mismo fenómeno, ¿podrían en realidad ser los recuerdos que parecen tan reales, esbozos de la realidad que tu consciencia, en su necesidad por auto completar el relato de tu biografía mental, haya tomado experiencias ajenas, como las de ese tal Brian? Ni siquiera es necesario que te hayas dado cuenta que procesaste tal conocimiento, pues tu cerebro solo es capaz de procesar el 1% de la información que recibe, pudiste haber incorporado aquel conocimiento inconscientemente escuchando una conversación en un autobús por ejemplo, y de pronto te abruma la idea de pensar que cosas contienen tus sesos, que mundos se ocultan detrás de la ínfima fracción de fotones que somos capaces de percibir.
Ya no te importa ocupar el rol que has desempeñado socialmente durante los últimos veinte años de supuesta existencia, dices adiós al efímero y corruptible mundo sensible, lo único que importa es la pre corteza frontal y el hipocampo de tu cerebro, quizás conectados a un ojo y a una batería para funcionar por algún tiempo más. Puedes vivir en tu propia simulación cósmica dentro de la simulación demiúrgica, entonces es ahí cuando te preguntas: ¿y de que me sirven estas piernas, estos brazos, esta carne?. Pues obviamente para mantener a tus sentidos ocupados.
Comienzas a mutilarte, no quieres ser el esclavo de un simple encadenamiento sensorial, comienzas por tus extremidades, tu abdomen, tórax, esa cárcel craneal llena de distractores  físicos, desistes de la idea de quedar conectado a un ojo, y finalizas siendo nada mas que un trozo de corteza pre frontal e hipocampo conectados a una toma de corriente, nunca más habrán confrontaciones con el tiempo presente, eres solo tú y la simulación cosmogónica.

26 de noviembre de 2011

10. Castillo Party Hard



Esa noche con los muchachos nos reunimos temprano en el bar El Castillo de Concepción, ese antro de metaleros levantados de raja y góticos con caras de pasteros que queda cerca del barrio estación. 
Era el cumpleaños número diecinueve de Leonidas, también conocido como Leonsida o cara de tortuga; por su pelada reluciente. Nos juntamos para celebrar como caballeros. 
Estaba Oscar; el infante de marina que andaba de franco, Fernando el de las pastillas para no convertirse en hombre lobo, Mario el menor de edad ilegalmente infiltrado, Cesar el exitoso con las mujeres, Diego "voz de terminator" y yo, el hombre sin descripción.
Subimos al tercer piso en donde no cabía un solo alfiler, no quedaban sillas, aunque la verdad es que eso no nos importó demasiado, dejamos la docena de botellas de cerveza sobre la mesa y nos dispusimos a beber de pie, hablando de pudúes, peleas y otros temas menos trascendentales. 
A medida que el alcohol entraba en nuestros cuerpos y sin darnos cuenta, nos fuimos mimetizando con el ambiente y transmutando en seres más sociables, a partir de ese momento en mis recuerdos hay escenas cortadas, recuerdo estar abrazado con Leonidas y otros tres metaleros cantando una canción que se reproducía en la pantalla del plasma, se suponía que ellos venían con una docena de metaleros que celebraban un cumpleaños al igual que nosotros, brindábamos y compartíamos pensamientos intolerantes que teníamos en común. Miré hacia el lado y vi a Cesar en lo suyo con una gótica pelirroja con cara de ratón, a Fernando; el hombre de los ataques psicóticos en un rincón observando el panorama y a Oscar junto a Mario brindando con unos trasher. 
Pasó un minuto y mientras compartíamos con unos perfectos desconocidos, de quienes lo único que recuerdo es que eran de Osorno, se escuchó estrepitosamente la voz de Oscar:
-¡Sueltame la pierna maricón!- Giramos nuestras cabezas y vimos a Oscar de pie frente a tres trasher, lo siguiente me pareció transcurrir en cámara lenta.


Oscar acertó un combo el "lo hocico" a uno, se giró y arremetió contra la quijada de otro y agarrando del pelo al tercero, le partió la nariz de un cabezazo, luego como sin fuera una película de Tolkien, miles de criaturas mutantes se abalanzaron en dirección a Oscar, y con la esperanza aún de detener el conflicto, quise evitar que la criaturas se le acercaran. La buena intención se me quitó al recibir un puñete de parte del joven con el que hasta hacía un minuto atrás brindaba alegremente, entonces comencé a abrirme paso golpeando a todo aquel que no conocía, tomé dos botellas y las lancé hacía la turba sin saber a donde habrán ido a parar, vi entre medio de la confusión a Fernando lanzando sillas por el aire y divisé a mi izquierda a Leonidas en el momento justo en que recibía un puñete de forma maletera, a los demás no los pude ver. 


Todo eso transcurrió en unos sesenta segundos, de pronto subieron los guardias y arrojaron a Fernando por las escaleras, dieron unos lumazos a unos góticos que no tenían nada que ver y  golpearon con bastones eléctricos a todo lo que se movía. Así fue como una treintena de personas fuimos expulsadas del antro. Estando afuera vi como salían metaleros con el hocico roto, trasher`s cojeando y mis amigos algo desorientados, de pronto nos dimos cuenta que Cesar aún no salía, y pensando que lo podían estar empalando ahí dentro fuimos a patear la puerta metálica, hasta que salió muy campante con la gótica pelirroja del brazo.
Al ver al retén móvil que se acercaba desde la Plaza España, decidimos movernos rápidamente, próxima parada; Cerro Caracol, en donde tratamos de recordar sin éxito el motivo de la trifulca.



25 de noviembre de 2011

9. El origen de sus úlceras


María le preguntó Jorge:
- Y si yo al final decidiera quedarme con Luis, ¿tu seguirías estando cerca de mí? ¿Seguiríamos siendo amigos?.
- Claro que si, te amo demasiado como para estar lejos de ti. Respondió Jorge para no demostrar ni una sola gota de egoísmo en sus declaraciones, la verdad era que la amaba demasiado como para para tratar de influir en la decisión que ella iba a tomar, aunque en realidad por dentro la incertidumbre le devoraba las entrañas.

Luis por el contrario, le dio un ultimátum, "es él o yo", sin términos medios, para zanjar el dilema pronto, a él no le agradaba la idea de que María probara con ambos pretendientes para poder escoger al indicado, en realidad esa idea solo le agradaba a ella. Entonces María viéndose en apuros escogió el mal menor, decidió quedarse con Luis, porque de todos modos Jorge le había prometido estar con ella aunque no fuera el escogido, y por su sinceridad fue relegado a ser solo el segundo plato.

Hoy después de treinta y siete años, María sigue saliendo con ambos, y todas las parafernalias de telenovela venezolana, después de aquellas múltiples vorágines pasionales y los momentos llenos de tensión que le provocaron úlceras gástricas a Jorge, la situación sigue exactamente igual que en los viejos tiempos. Como si fuese un ciclo predecible, Luis o Jorge ponen en jaque a María y producen un quiebre, la hacen decidir y ella aprovecha para solicitar el doble de atención por parte de ambos, escoge siempre a Luis y Jorge asume el rol de mejor amigo mas algunos "privilegios extras", todo bien por un mes o dos, luego Jorge y María se enamoran nuevamente, hasta que Jorge o Luis la hacen decidir en un ciclo infinito.
María dice que sufre, quizás sea cierto, pero también goza por dos y eso es innegable, quizás sea que nunca aprendió el verdadero significado de la palabra amor, es posible, mucha gente vive en la ilusión de creer amar, quizás fueron las distancias abismantes o mas probable aun, es que su ninfomanía nunca tratada haya sido siempre la causa de su incansable búsqueda de afecto. No importa cual sea el motivo, a tus sesenta y dos años de vida, esperemos que puedas encontrar la piedra angular de tu extraña forma de querer.

23 de noviembre de 2011

8. El pie de frutos rojos





En un furgón adaptado vendiendo dulces, queques y berlines junto al hospital regional, vive Pancracia Tahona, conocida también como Cuasimoda entre los vendedores ambulantes de la cuadra. 

Pancracia se separó hace algunos años de su esposo en Temuco, de donde vino escapando de las pensiones alimenticias y de la gente que habla cantado, juntó el dinero de sus ahorros y se instaló con aquel puesto, sin embargo no todo iba tan jodidamente bien, el negocio no andaba y los dulces sofisticados de precio elevado no tenían ni tendrán cabida en la dieta universitaria adicta a la chatarra, hamburguesas vegetarianas y galletas de avena. El resto de la comida no es proletaria.
Un día bien tarde mientras preparaba unos strudel, desconcentrada y aturdida como de costumbre, una batidora cercenó su dedo meñique, el que inevitablemente fue a parar dentro del bol en donde preparaba la masa, dudó por un momento, pero sabía que nadie la estaba mirando, entonces tomó unas cuantas frutillas, moras y frambuesas y decidió hacer un innovador dulce.
A la mañana siguiente, un grupo de hambrientos estudiantes de ingeniería que acababan de dar un certamen fueron atraídos por el novedoso pie de frutos rojos.
-¡Que delicia!-. exclamaban los jóvenes. Dos horas duraron los sesenta dulces y además durante la tarde llegaron muchos estudiantes pidiendo el famoso pie, sin duda Pancracia debía volver a preparar más dulces para el día siguiente, pero su racionalidad le impedía mutilarse por un par de billetes. Entonces Cuasimoda tenía todo un dilema en la cabeza, cerró el boliche y salió a tomar un poco de aire, cruzó la calle y se fue a fumar un cigarrillo sentada en uno de los costados del arco de medicina, fue allí donde vio cómo desde el malabar salió un joven afirmado en los mocos de tan ebrio, apenas se arrastraba y un perro le había robado una zapatilla. Cuasimoda pocas veces había corrido tan deprisa, fue hasta el el furgón a buscar el cuchillo de cocinero y volvió hasta el joven, en una rápida intervención solo tomó lo que necesitaba, los meñiques.
Pancracia Tahona hoy en día es una exitosa empresaria dedicada al rubro de la pastelería, tiene varios furgones repartidos en Concepción y sus pie de frutos rojos tienen un éxito sin igual. Las noches de fin de semana se le puede ver merodeando a las afueras de los locales cerca de la plaza perú.

7. El hombre que vivía en un carrito de churros


En el parque Ecuador, a metros de la estación del mini tren, un hombre de buen bigote vive dentro de un carrito de churros, mide un metro cuarenta y uno, usa sombrero de copa, esmoquin y un bastón de color negro, suele asistir a las óperas y a los conciertos de la sinfónica en el teatro frente a la plaza, almuerza en un restaurant alemán de esos en donde se come con cinco cucharas diferentes y los garzones tienen más educación que la mayoría de nosotros, va a clases de yoga en la Ymca en donde aprovecha de bañarse, ya que naturalmente en el carrito de churros no hay agua Caliente.
Todos los domingos sagradamente se sube al mini tren y da un par de vueltas al parque, disfruta la vida dando saltos mientras silba, le compra algodones de azúcar a los niños y regala poemas a las señoritas, se da una vuelta por la logia masónica para saludar a los cofrades y luego regresa a dormir al carrito de churros.
Mi psicóloga dice que me lo invento todo, que él solo existe en mi cabeza y que debería mirar menos televisión, sin embargo sería ridículo decir que la tele pudiese tener alguna influencia sobre mi, ya que las enfermeras solo nos tienen permitido verla dos horas al día como máximo. Entre tantas inyecciones, psiquiatras en práctica y horarios monásticos, si no fuera por ese tablero de monopoly que usamos para jugar con los muchachos, seguramente estaríamos todos locos.

20 de noviembre de 2011

6. Los Anarco-Fascistas de la UdeC


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Gastón llevaba 32 horas sin salir de la toma y a esas alturas sentía la impostergable necesidad de salir a tomar aire, quizás era su claustrofobia incipiente o el fuerte olor a patas de Natalia lo que le complicaba, así que salió a buscar el carrito que vende completos frente a la pinacoteca, contó el dinero de sus bolsillos y una sonrisa se dibujó en su rostro al darse cuenta que también le alcanzaría para un jugo kapo. Al minuto, cuando iba caminando por la calle de servicio junto al plato, se percató de que cinco sujetos lo venían siguiendo, llevaban el rostro cubierto y bates de béisbol en las manos, trató de acelerar el paso cuando de pronto...
-¡Sieg Heil! ¡Tírate al suelo anarquista culiao!-. Y los cinco sujetos comenzaron a correr hacia Gastón. Nuestro rebelde amigo, destacado miembro del taller de atletismo de la universidad, logró tomar unos treinta metros de ventaja, sin embargo llegando a la multicancha se encontró con otros tres individuos de similares características, botas, chaquetas de aviador y pañoletas, todos armados...
-Te cociste rojo e´ mierda, -Ahora vai´ a saber lo que es weno´.- Gastón trataba de hacer memoria, sabía que esas voces eran conocidas.. pero su corazón latía a mil por hora, la angustia y los golpes no le dejaban pensar. 
-No me peguen más por favor, se los suplico! ¡Haré lo que sea!-. sollozaba.
-¿Lo que sea eh´?-. Dijo uno y se desabrochó el cinturón, los otros siete repitieron la acción.
-¡Sí, lo que sea con tal de que me dejen ir!-. Volvió a repetir. -¡pero de a uno a la vez!-. Susurró mientras comenzaba con la primera felación.
Quince minutos estuvo Gastón en esas faenas, y cuando terminó, sus hostigadores amablemente lo felicitaron por el buen trabajo, le dieron unas palmadas en la espalda y le convidaron un cigarro, sin embargo esto no fue suficiente para que él saliera de shock, y tiritando atravesó los pastos hasta llegar a educación, dio la vuelta por detrás de la biblioteca central y llegó a su facultad, completamente agitado y sudando frío entró al hall del edificio en toma, en donde para su sorpresa vio ocho bates sobre la mesa y un par de bototos sobre el sillón.. 
-¿Estaba rico el cigarro o no?- Dijo Mario riéndose, todos reventaron en risa.
Unas horas mas tarde durante la marcha nocturna sus amigos no cesaron de hacer referencias a la cruel y novedosa broma.
Con las semanas la broma se ha ido replicando en diversas facultades, otras universidades e incluso en distintas regiones del país, eso si, la identidad de los afectados ha quedado siempre entre "compañeros".

(Dedicado a la Cami, líder de los anarcofascistas UdeC xD)

18 de noviembre de 2011

5. justicia divina: La última juerga de Sofía



¡Abre la puerta Sofía sé que estás ahí dentro! Vociferaba Mauricio en el cuarto piso del block 3142 de Villa Los Conquistadores ¡abre la puerta maldita zorra! Y golpeaba la puerta de madera con sus puños. A través del ojo mágico un vecino observaba al joven trasher con su melena y su chaqueta de cuero negra, de fondo como si comprimida estuviera, se escuchaba una mezcla de música, carcajadas y aplausos. De pronto se abrió la puerta y salió un calvo con cara amable ¡Acá no hay ninguna Sofía mierda, ahora échate a volar!. Pero un solo combo en "lo hocico" bastó para hacer a un lado al pelado y Mauricio asomó su cabeza lo suficiente como para ver como Sofía, su novia black metalera de hace cuatro cuatro años, hacía un topless bailando cumbia sobre una mesa de té con una tanga de los teletubbies, sin embargo él conservó algo de dignidad, se dió la media vuelta y bajó las escaleras corriendo sin que su amada se percatara. 
Naturalmente el calvo estaba muy drogado como para recordar porqué había abierto la puerta, y sobándose la mandíbula se reincorporó a la partuza.
Aún sin la rápida y exagerada intervención de ese vecino copuchento que observó todo por el ojo mágico de su puerta y que controló con su extintor el principio de incendio iniciado por Mauricio en el hall del primer piso, ¡aún sin su ayuda! Aquel amago se habría extinguido por si solo sin necesidad de hacer tanto escándalo, no habría sido necesario evacuar el edificio en medio del pánico, Sofía seguramente no se habría roto la cabeza al rodar por las escaleras y definitivamente no sería necesario que hoy en día Mauricio tuviese que cambiarle los paños tres veces al día a su esposa vegetal mientras escuchan Burzum de fondo.

4. Por ti volaré ♫



En toda la remodelación Paicaví nadie perreaba de manera más intensa que María, y aquel viernes el mambo comenzó mas temprano de lo habitual, tres botellas de tequila, dos kilos de limones y un gato bastaron para animar a un grupo de once jóvenes con corte de sopaipilla, jugaron a la verdad verdad, en donde desagradablemente quedó al descubierto el lesbianismo de Paula, la coprofilia de Luis y la extraña costumbre de Gabriel de robar ropa interior usada . Para hacer vista gorda a la incómoda situación Javiera introdujo un casette en el equipo de música y al ritmo de los sonidos sudafroamericanos mas cachondos los once jóvenes bailando dieron rienda suelta a las mas increibles peripecias, María por poco fue capaz de olvidar su depresión endógena, sin embargo las melancólicas letras de las canciones le recordaron lo patética que era su relación amorosa. Siempre quise volar, pensó en voz alta como casi entrando en un trance psicodélico, desafortunadamente nadie la escuchó, y así fue como ella continuó mirando hacia la ventana que daba al vacio desde el cuarto piso del edificio mientras la música le reventaba los tímpanos, sabía que debía buscar la forma de darse valor para saltar, pero estaba segura de que por muy ebrios que estuvieran sus amigos nadie la apoyaría en su empresa, entonces llegó la señal que esperaba, no eran precisamente las trompetas de miles de serafines lo que ella escuchaba, mas bien era el "perreo chacalonero", el hit del momento, entonces tomó bruscamente de la mano a Luis, y mientras ella meneaba sus famosas caderas lo llevó hasta el balcón, entonces llegó el momento del controversial coro, el climax de esa canción en donde los muchachos puntean a las chicas, de espalda a Luis y de cara al vacio María extendió sus brazos cual condor bate sus alas para emprender el vuelo, el impulso de su amigo fue suficiente para elevarla un par de metros por el aire, el extasis fue total y el tiempo parecía transcurrir en cámara lenta, en el aire ella tuvo tiempo hasta para entonar la clásica cancion "por ti volare" de Andrea Bocelli, hasta que su cuerpo al parecer cayó sobre el techo de la mampara del edificio.
María abrió los ojos, vio a un bombero que subía al techo con un bolso y una tabla para inmovilizarla, ¿Enrique? -dijo-     ¿María? ¡no otra vez no amor! ¿no puedo quedarme en la guardia sin que quemes algo o causes un accidente?     -respondió el uniformado-      No puedo mi vida, es que te amo... -sentenció María-.
Esa misma noche Enrique y María se encontraron en dos incendios, un accidente de coche y en un rescate de un perro que se ahogaba en el rio Andalién.

17 de noviembre de 2011

3. La cruzada contra las pantuflas de perro




("Bolas" la mascota de la cruzada)
      Cuantos filósofos de chalecos con rombos y pantuflas de perro diariamente caminan con la mayor impunidad hacia salones de clases en donde no solo son alineados ideológicamente, sino que también se parten el culo y la cabeza buscando la epísteme pensando en hombrecillos de bigotes respingados, nunca entenderán que estos tiempos no son para los filósofos de salón. Hoy le estamos doblando el brazo al intelectualismo dogmático de los delicados principalmente gracias a tres entidades clave, dos de ellas son resumidas en el popular dicho: "los niños y los borrachos siempre dicen la verdad", la esencia de los primeros se debe a la espontaneidad y en el segundo caso a la poca capacidad de ubicación del individuo ( lo cual también es espontaneidad al fin de cuentas, esa carencia de filtros que nos hace originales en la máxima expresión del término), característica muy poco frecuente en los doctos que acostumbran a tomar el té con azucar normal para sentirte algo mas transgresores, no se dan cuenta que nosotros, los generalmente conocidos como "gente común" nos cansamos de los teóricos y sus pantuflas, no somos canutos y aun asi nos reímos en la naríz judía del cachondo tio Freud y de todo aquel que se atreva a armar perfiles psicológicos colectivos, seamos espontáneos joder! sé tu mismo y no caigas en sus estereotipos de alineación.
La tercera entidad clave son las monedas adivinatorias para los indecisos, puedes usar cualquiera, las de 10, de 50 100 o 500, todas son buenas, es decir, he sabido de monedas que han predicho enamoramientos y des-virginaciones, he visto Taoístas calmando y sanando gente angustiada con monedas usando el I Ching, ¿entonces porqué los del vulgo no podemos jugar con los hilos del espacio-tiempo? ¿necesitamos dejarnos crecer un poco la barba o depilarnos y asistir a clases de yoga con viejas cuicas? Yo, Juan Luchito Perez digo que no, Traigan a sus niños, junten a sus borrachos, lancen sus monedas al aire, la única precaución necesaria es que esta no vaya a caer en el ojo de alguien, si eso no ocurre ya estarás ayudando en la cruzada de Juan Luchito Perez contra las fábricas de filósofos de salón y lo que es aun mas importante.. contra las pantuflas de perro.

PD: a pesar de los descargos del tio Freud, estas líneas no fueron redactadas buscando alguna ventaja sexual.

2. Los sabios consejos de la ventana polvorienta


Quizás solo quiera concretar esa cita para vengarme, quizás no tenga nada claro, quizás nos terminemos besando compulsivamente, quizás tome a propósito la micro equivocada y dedique esa tarde a viajar por los lugares mas recónditos de la inter-comuna buscando la respuesta en el reflejo de una ventana polvorienta. Ciertamente alguna vez pasó, terminé en algún lugar de Michaihue con una moneda de cincuenta, dos peluzas y un tazo de pokemón en el bolsillo. Cuarenta y tres minutos antes todo comenzó con un confuso diálogo entre un chofer con poca modulación y yo, el típico joven que solo conocía su parte de la periferia de la ciudad, quizás el destino haya querido que un chofer de poca monta se haya hecho el loco sobre la ruta de su máquina para quedarse con mis preciados ciento veinte, quizás mi memoria selectiva tomó lo que quizo de esta historia para darle el toque romántico que yo no le pude encontrar. Los sucesos transcurridos durante esos 18 kilómetros de regreso no pudieron ser recordados al momento de la redacción.


1. Transmutación


Algo salió mal, cuando decides vomitarle de vuelta al mundo todo ese rencor acumulado durante veinte años de puñetera calidad humana a tu alrededor, no puedes quedarte en casa, debes salir con la vista perdida en el horizonte o en el camino, donde mires ni siquiera importa. Lo que realmente vale es salir y desahogarse con el primero que realmente se lo merezca, siendo tu instinto el juez en esta ocasión. Es ahí donde la mayoría falla, cometen el error de quedarse cómodamente sentados esperando que su Némesis o el azar cometa la venganza. Esto no funciona así, para que algo resulte bien debe uno encargarse personalmente dicen los mayores, al menos a la hora de cagarle la vida a alguien no puedes perderte el placer de ser tu el protagonista, eso sería un atentado contra tu naturaleza y una traición hacia tus propias vivencias. Y a pesar de todo, por algo has leído hasta este punto, tu y yo no pensamos tan distinto, tu extraña tolerancia hacia estas palabras es tan penosa como irrelevante, o al menos así lo pensé en este instante. Prosigamos, tanto aguantar, tanta tolerancia taponeando tus sentidos, tanta caballerosidad desperdiciada en un mundo bizarro, tantos años siendo el buen samaritano terminaron pasando la cuenta, el egoísmo ajeno desgasta, y cuando te das cuenta del engaño tienes solo dos opciones, sentarte y mirar el pasado idealizando un porvenir heroico donde tu esencia será recompensada.. o bien, emborracharte de tu ridícula rabia, ser mas absurdo que este mundo, vomitarle dentro del sostén a la materia misma, mearle el bestón al tiempo, desvirginar doncellas, nutrir de sangre las alcantarillas de Concepción, ver quien logra escupir mas rostros mientras caminamos hacia el bar, todo mientras gozamos de los esbozos de  nuestra antigua fama de niños buenos.