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9 de septiembre de 2012

18. De Amores, Orina y Temporal.

Cariño, oriné en la puerta de tu casa,
cuando la tormenta estaba casi muerta,
en la vorágine de mi mente en brazas,
y en la tuya trágicamente incierta.


¡Ebrio! crucé Concepción para orinarla,
romántico y genio etílico de la sutileza,
pudo haber sido donde Isabel o Carla,
pero oriné tu castillo mi dulce princesa.


Esta noche no maldecirás la lluvia sureña,
mi niñita pelirrubia de belleza floral,
no deberás limpiar con tus manos pequeñas,
mientras haya cebada y un buen temporal.


Arrastrando orina, lágrimas y cerveza,
por las alcantarillas de la sinrazón,
arrebatando sobriedad a mis proezas, y
miccionando las heridas de mi corazon.